 Ayer tenía una cita ineludible con Alejandro Sanz. Como cada año desde hace casi 15, no podía faltar al concierto, aunque si es cierto que al principio, iba casi con escepticismo y sin ganas.
Se notaba que por las fans, al igual que por el propio cantante, el tiempo no había pasado en vano. Los gritos de “Alejandro tio bueno!!”, y demás coros, se sustituyeron por la tranquilidad y el disfrute de cada momento y de cada acorde. 
Después de tantos años de sufrimiento de colas, de nervios y demás parafernalia que rodea a un concierto, fue la primera vez que pude sentir y entender lo que significa la música en sí misma.
El espectáculo comenzaba tras anunciar por megafonía, como si de una estación de tren se tratase, que “El tren de los momentos” haría su entrada en Granada en breves instantes. Los miles de vatios de luces parecían moverse sin control, y sin más alardes, todo comenzó.
La banda merece especial atención, ya que todos y cada uno de los que la formaban aportaban al concierto más que el propio cantante en sí mismo. Ayer tenía una cita ineludible con Alejandro Sanz. Como cada año desde hace casi 15, no podía faltar al concierto, aunque si es cierto que al principio, iba casi con escepticismo y sin ganas.
Se notaba que por las fans, al igual que por el propio cantante, el tiempo no había pasado en vano. Los gritos de “Alejandro tio bueno!!”, y demás coros, se sustituyeron por la tranquilidad y el disfrute de cada momento y de cada acorde. 
Después de tantos años de sufrimiento de colas, de nervios y demás parafernalia que rodea a un concierto, fue la primera vez que pude sentir y entender lo que significa la música en sí misma.
El espectáculo comenzaba tras anunciar por megafonía, como si de una estación de tren se tratase, que “El tren de los momentos” haría su entrada en Granada en breves instantes. Los miles de vatios de luces parecían moverse sin control, y sin más alardes, todo comenzó.
La banda merece especial atención, ya que todos y cada uno de los que la formaban aportaban al concierto más que el propio cantante en sí mismo.
- Mike Ciro, (director y guitarra). Fueron impresionantes sus solos de guitarra electrica. Casi en trance, nos dejó a todos inmóviles con unos punteos propios de cualquier banda de hard rock.
- Steve Rodríguez, (bajo). Desde la total incultura en temas instrumentales, tengo que decir, que en mi vida he oído un bajo en directo como ese. Lo que sorprendía a los profanos en el tema, era su tamaño.
- Luis Dulzainas, percusión. Nathaniel Towsley, batería… Uno de Puerto Rico, el otro de Nueva York, era como si el tren hubiese ido haciendo paradas en todos los rincones del mundo y en él se hubiesen ido montando los mejores de cada instrumento.
- Merixell Sust y Sara Devine (coros). Aquí tengo que decir, que Sara hizo honor a su raza afroamericana y su voz nos dejó a todos con los pelos de punta.
- Javier Verchel (saxo y flauta). Carlos Martin (trombón, teclados, percusión). Este duo fue uno de los que más espectacularidad aportaron, con esos sonidos propios del jazz.
- Alfonso Pérez (Teclado/guitarra/piano). Uno de los incondicionales de Alejandro, que lo ha acompañado ya en más de una gira.
- Jose Antonio Rodríguez, (guitarra flamenca). A mi modo de ver, nada que envidiar a Paco de Lucía. En resumen 12 músicos + 1 cantante, que no dudó en demostrar que si ha llegado hasta donde está ha sido gracias a su esfuerzo y su talento y no por un programa mediático como el de los “triunfitos”. Como bien dice en una de sus canciones “ Todo lo que fui es lo que soy” (pero con más tranquilidad y menos histerias)
LAS CÁMARAS OLVIDADAS
Hace 16 años
 


1 comentarios:
Lo que más me ha gustado de este post, que sin ser una loa al ex-Magno Alejandro has conseguido transmitir una rica sensación de música más que de un fanatismo más propio de otras edades.
Nunca me ha gustado el estilo compositivo de Alex (para abreviar), más siempre he reconocido calidad en su música pese a no ser de mi agrado. Sus composiciones se han ido enriqueciendo en paralelo al avance de su experiencia, contando siempre con músicos de primer nivel. Sin ánimo de ser más crítico de la cuenta (tampoco me he empapado con su música), si es cierto que a pesar de su creciente calidad técnica, pienso que ha disminuído la calidad de la musicalidad.
De todos modos, gustos como colores. Y además, lo importante, es que has disfrutado sin efectos secundarios negativos.
Me quedo con tus besos.
Publicar un comentario