El anden

miércoles, 31 de octubre de 2007

 

Hace unas semanas que llevo dándole vueltas a la cabeza sobre una misma cosa. ¿Cómo hacer para que los demás sepan que eres feliz, que estás bien, que nunca has estado tan ilusionada, y no parecer pretenciosa al mismo tiempo? Supongo que a la gente que me conoce, que sabe de las cosas que me han pasado, les cuesta trabajo creer que tras el hundimiento, el barco esté ahora a flote y de crucero hacia un destino y un futuro prometedor. Mantener un engaño durante tantos y tantos años, trae consigo que cuando la verdad sale a luz y el pasado es borrado de un plumazo, los miedos de los demás sigan estando presentes, aunque los tuyos propios hayan desaparecido. Por eso escribo esto, para que aquellos que quieran entenderme y seguir queriéndome como hasta ahora, estén totalmente tranquilos. No hay mayor demostración de serenidad y cordura que ver el brillo de mis ojos durante todos y cada uno de los días. Ver la ilusión con la que me levanto por las mañanas para ir al trabajo. Saber que mis planes a corto y largo plazo están marcados por la compañía de él, de mi alma gemela. El tiempo es el único que te da o te quita la razón. No hay que hacer grandes alardes o exagerar el guión, para que el público llegue a entender la esencia de todo. Espero que todo esto llegue a buen puerto el día 12 de Septiembre de 2009 cuando, del brazo de mi padre, entre en el anden en el que para el vagón que me llevará a formar una nueva familia, mi propia familia.

3 comentarios:

Javier Romero dijo...

Ya hemos visto que hay muchas personas a las que les gusta presumir de infelices, incluso haciendo competiciones a ver quién lo es más.

Yo contigo soy plenamente feliz. No tengo que ocultarlo, las personas que me rodean lo notan, como a tí.

Espero que ese día, en el andén, estemos acompañados de las mejores sonrisas.

Y es que no puedo evitar mirar hacia atrás y ver como nació todo...

Meri dijo...

Quizá a las personas que te quieren les da miedo verte demasiado ilusionada, cuando tiempo atrás te vieron sufrir por algun motivo ya que si esas ilusiones no alcanzan tus expectativas te volverán a ver triste y ellos solo quieren lo mejor para ti.

Pero en la vida merece la pena arriesgarse a ser feliz y a levantarse cuantas veces hagan falta para encontrar ese tren del que hablas y que tiene como destino la vida que siempre soñamos.

Estoy segura que estás en buenas manos y que la gente que te rodea ve en ese brillo de tus ojos la luz que te llevará a lo más alto de la felicidad.

Un saludin!!!

Sologoya dijo...

Pues si Javi,el tren no tardará mucho en llegar para nosotros. El tiempo pasa más deprisa de lo que imaginamos.

Meri, gracias por tu visita y por tus palabras,llevas toda la razón, tanta felicidad puede llegar a asustar a los que te rodean. Por cierto, bonito casa la que tienes. Llevo tiempo leyendote, a ver si me animo y te dejo algun comentario.

Besitos..